Curso de Field Target

Autor: Carlos M. “Charly”

 


 

 

 

 

22. APUNTANDO.

 

22.1. El punto natural donde apuntas.

 

   El punto natural donde apuntas (Natural Point of Aim ó NPA) es algo muy importante en la acción de disparar a un blanco. Este estará donde tu cuerpo, por sí mismo, esté dirigiendo el arma cuando te colocas en posición de tiro.

Siéntate con tu arma y colócate en posición, cierra los ojos, zarandéate un poco relajando los músculos innecesariamente tensos y ahora comprueba hacia dónde está apuntando la carabina: esto es el NPA.

Su uso es fundamental, ya que disparar en la dirección del NPA requiere el menor esfuerzo muscular, lo que reduce drásticamente los errores de disparo, es decir, el impacto irá donde estás mirando. La explicación es simple: si el blanco no está en el NPA, tienes que ajustar la posición del cuerpo mediante un esfuerzo muscular. Es posible apuntar a cualquier lugar, pero a costa de generar una tensión muscular innecesaria, la carabina no se sustenta de forma ideal y así, cuando comienzas a centrarte en el disparo “te olvidas”, tu cuerpo se relaja y vuelve a la dirección del NPA. Sin embargo, si todo tu cuerpo apunta correctamente al objetivo, es mucho más fácil permanecer así mientras disparas y el impacto será mucho más preciso.

 

22.2. Apuntando con todo el cuerpo.

 

   Una gran cantidad de tiradores FT disminuyen la magnificación para localizar mejor el blanco y calcular la telemetría. Puedes ganar tiempo con esto, pero también aumenta las posibilidades de que tu posición sea incorrecta y el blanco no esté alineado con el NPA.

Colocarse en la posición de sentado también requiere una buena práctica: lo ideal, incluso con magnificaciones de x50 es echarle primero un buen vistazo al blanco, sentarte, mirar por el visor y ya deberías ver el blanco. Aunque el centro de la cruceta no esté exactamente en el medio de la zona de muerte, el propio blanco debe ser claramente visible en ese momento, por lo que no tendrías que buscarlo.

Si necesitas cambiar tu posición para colocar la cruceta sobre el blanco, no es el hombro y el brazo los que tienen que ser reajustados, son las partes del cuerpo más cercanas al suelo (los pies, culo, rodilla…). La explicación es simple: si mueves la carabina con el brazo, entonces sólo unos 6-8 kg de peso son los que apuntan en la dirección correcta, ese peso puede ser desplazado de nuevo por los músculos muy fácilmente. En cambio, cuando diriges todo el cuerpo hacia el blanco, un peso de 60~100 kg (o más) estará en la dirección correcta y esto ya no se mueve tan fácilmente.

En el capítulo 19, las posiciones de tiro minuciosamente descritas se derivan de la siguiente directriz: el cuerpo entero debe apuntar en la dirección correcta con la mínima tensión muscular, preferiblemente el peso de los huesos debe reposar sobre otros huesos. Siempre que sea posible, los músculos se deben dejar “fuera del juego”. Por lo tanto, no importa si tuviste que levantarte al amanecer y ya estás cansado después de una larga jornada, cuando por fin te puedes sentar a disparar ya que vas a sustentar el arma solo con el esqueleto y no con los músculos. Este tipo de apoyo para la carabina difiere sólo ligeramente en la estabilidad del soporte.

La posición de pie es la posición más fácil en el que puedes cambiar el NPA si eres estable en la construcción de tu posición. La consistencia es muy importante: Al aprender un sistema para colocar la carabina en tu cuerpo y comprobar la consistencia muscular, serás capaz de dominar el uso de NPA más rápidamente. Mantener el ajuste horizontal es simple, todo lo que tienes que hacer es girar toda la posición en torno a un punto imaginario entre los pies. Al girar toda la posición como una unidad, conservarás tu consistencia.

Para la elevación es una historia diferente. Para bajar o subir el NPA, comienza moviendo la mano del apoyo delantero, retrocediendo o avanzando el antebrazo para ajustar el NPA sobre el blanco. Mover los pies, colocándolos más juntos o separados, se puede utilizar también para realizar pequeños ajustes de la elevación.

Ahora que hemos examinado alguna de las formas básicas para ajustar NPA en la posición de pie, vamos a ver otro punto que puede ser problemático: el cambio de la posición de la culata. Es importante recordar que, si la posición de la culata de la carabina en el hombro se utiliza para cambiar NPA en cualquier posición, la posición de la cabeza sobre la carrillera va a cambiar también y con ello la posición del ojo y la distancia al ocular. Si los ajustes del arma no son adecuados, puede llevar a una tensión muscular inadecuada en el cuello para volver a recuperar la visión del blanco.

La posición de rodillas es una de las posiciones más versátiles y es muy estable. El punto de giro es el saco de tiro colocado bajo la tibia y para los tiradores que no lo usan, sería la punta del pie. Para el ajuste horizontal, girando todo el cuerpo alrededor del pie trasero mantiene la coherencia en la posición. Para ajustes de elevación, si utilizas correa, comienza con ella: Aprieta para subir, y afloja para bajar. No aprietes o aflojes  demasiado el arnés, ya que te obliga a usar tus músculos para mantener la carabina colocada en el hombro.

Si no usas correa o el ajuste es insuficiente, se necesitan medidas más drásticas. Comienza moviendo el brazo que sustenta el apoyo delantero hacia arriba o hacia abajo en la rodilla para ajustar el NPA. Otro recurso es cambiar la altura del cojín, concentrando o esparciendo el relleno por su interior. El inconveniente de estos cambios, es que te variarás la posición de tiro que has estado entrenando tan duramente.

el punto natural donde apuntas NPA

La posición de sentado es la más estable. Si tu posición es consistente y tu NPA está orientado justo hacia el blanco, podrás dispararle al centro (o donde creas que debes corregir). En esta posición, es el culo el que se utilizan como punto de giro, moviendo los pies de posición a derecha o izquierda para ajustar NPA horizontalmente.

El ajuste de elevación se puede cambiar desplazando las piernas y cambiando el ángulo de flexión de la articulación de la rodilla. El brazo de disparo no se mueve hacia arriba o hacia abajo para llevar NPA hacia el centro del blanco.

 

22.3. Apuntando con la respiración.

 

   En el momento de disparar, la acción de respirar debe anularse por completo, pero esto también puede causar problemas en muchas personas que por su condición física enseguida se asfixian. Tampoco vamos a disparar en un espacio cerrado en condiciones ideales, una repentina ráfaga de viento puede venir en cualquier momento, mil cosas pueden suceder, y el ritmo bien construido se rompe. Puedes considerar una buena idea el no evitar respirar y utilizarlo como tu mejor ventaja. Exhalar lenta y suavemente te puede ayudar en el cambio preciso de la posición de la parte superior del cuerpo sin poner en tensión los músculos del tronco, por lo tanto, la posición la carabina cambiará de la misma manera, suavemente.

El enfoque del blanco se realiza generalmente en la dirección hacia donde el peso de la propia carabina la lleva (de arriba a abajo, en posición de pie), o donde ponemos más peso (de abajo arriba, en posición de sentado y de rodillas). En todos los casos se insiste mucho en la relajación de los músculos y no su tensión para mover el arma hacia el blanco.

La respiración puede ayudar a esto con gran eficacia. Mientras estás sentado, puedes simplemente permitir que se eleve la carabina hacia el blanco. Con el movimiento producido por la respiración puedes relajar tu postura así como mantener la cruceta en su sitio. Durante la exhalación puedes dejar que se eleve ligeramente la carabina un poco más gracias al vaciado de los pulmones. Una exhalación, la carabina se levanta. El resultado es un movimiento bien controlado hacia el NPA con los músculos de tu tronco “flojos” mientras sigues respirando normalmente.

 

22.4. La “muy buena” puntería.

 

   En la puntuación FT es binaria, todo o nada, acierto o fallo. Es como si los tiradores olímpicos tuviesen un único círculo de 8 puntos en su diana: todos los disparos dentro del círculo valen la máxima puntuación y el resto se anotará cero. ¡Y esta es una gran diferencia! Tienes que hacer un esfuerzo para hacer el mejor tiro, pero un disparo “suficientemente bueno” valdrá más si derriba el blanco. Es mejor disparar dentro del borde de la zona de muerte en lugar de hacer esfuerzos adicionales para apuntar al centro, finalmente el balín suele aterrizar en algún lugar de la silueta distinto al que desearías.

Cada derribo vale un punto y todos los fallos valen cero. Cuando con el viento apuntas varios centímetros fuera de la zona de muerte, en realidad no importa si tu carabina está un poco fuera del punto ideal o no. No significa necesariamente que no necesites apuntar cuidadosamente antes de disparar, pero nunca esperes dejar la retícula completamente parada para que el impacto de justo en el centro de la zona de muerte a 50 metros. Ni siquiera es necesario: si oscila suavemente dentro del círculo, en el caso de un buen tiro (más el seguimiento, una telemetría exacta, correcta estimación del viento, la configuración excelente de la carabina, etc.) todavía es un acierto seguro. Pero si quieres disparar un tiro absolutamente preciso, en el esfuerzo de conseguir la "instantánea" perfecta, es casi indudable que cambiarán las condiciones del viento y se irá muy alejado de la KZ.

 

22.5. El seguimiento.

 

   El proceso de apuntar y dispar no termina cuando el disparador es liberado. El proceso de mantenerse apuntando durante y más allá de la liberación del disparo se llama seguimiento.

El seguimiento es de vital importancia. Hay varias razones tanto fisiológicas como físicas para que sea imprescindible llevar a cabo este proceso.

Cuando observas la imagen del blanco y consideras que ya estás en condiciones de derribarlo liberas el disparador, pero el dedo no se mueve al instante. Se produce un retraso de entre 100 y 300 milisegundos, es el tiempo típico de reacción, producido desde que la imagen llega, se procesa y se cursa la orden correspondiente en el cerebro, hasta que finalmente el dedo se mueve. También el proceso de disparar un tiro requiere un cierto tiempo por parte del arma, sobre todo en las carabinas de tiro con aire, porque la acción de la carabina de aire es bastante lenta. Se necesita tiempo para desarrollar el disparo después de que el disparador es liberado (en una carabina PCP el disparador libera el martillo, que se mueve hacia adelante para abrir la válvula, se libera el aire que acelera el balín por el cañón, recorriéndolo por completo hasta que finalmente sale por la boca). Esta pequeña fracción en relación al tiempo de reacción (5~12 ms) también cuenta. Hasta que finaliza este último momento y sólo entonces, ese trocillo de plomo está libre de la influencia del tirador. Es por ello, que durante todo este período debes mantenerte apuntando al blanco, si hay perturbaciones mientras apuntas, obtendrás un mal resultado.

Además, el arma se encuentra en esa posición por algún esfuerzo muscular, que debe seguir siendo el mismo hasta que el balín haya salido de la carabina. Sin el seguimiento, existe la posibilidad de que los músculos que la mantienen se puedan relajar unas fracciones de segundo pronto, antes de que el balín haya dejado la boca de cañón, moviéndose el arma y la consecuencia será un mal disparo.

Se puede obtener un seguimiento correcto manteniendo la retícula en la misma posición aproximadamente 1 segundo después de liberar el disparador. Este tiempo es más que suficiente para permitir al balín abandonar la carabina. Algunos tiradores usan períodos más largos de tiempo de hasta 3 segundos, pero en realidad es un desperdicio de energía. Lo más importante es que tengas en cuenta que ¡debes hacer siempre el seguimiento! Y es mejor un segundo de más, que sólo una décima menos de lo necesario... Ese único segundo en el entorno de una competición, mientras estas preocupado, puede disminuir mucho por tu ansiedad, así que el balín todavía podría estar en el cañón cuando te muevas. Es más seguro introducir un valor de 2 segundos en tu rutina: Disparo - uno - dos - bajo el arma. O puedes vincular el seguimiento con el resultado de los disparos: Bajo el arma sólo cuando veo caer el blanco con ese ruido característico o escucho ese “plink” desagradable del fallo.

El otro componente del seguimiento es el psicológico. Es insuficiente mantener físicamente la carabina en posición mientras disparas el balín. La concentración en la ejecución del disparo debe continuar siempre si quieres obtener unos beneficios plenos. Siguiendo con atención los movimientos de la boca de cañón durante la liberación, se obtiene valiosa información sobre la calidad del disparo. Esto se conoce como “llamando al disparo” y da un mecanismo de retroalimentación en la técnica que debe utilizarse para posteriores disparos. Es muy útil a la hora de decidir cuándo hacer correcciones, ya que estas pueden basarse en información de disparos que has denominado como técnicamente buenos.

Incluso si fallas, el seguimiento te puede dar información útil. Por ejemplo, podría ser que hayas hecho un mal disparo, o el tiro era perfecto pero con una estimación errónea del viento. El seguimiento puede ser ejercido eficazmente con una carabina de muelle. Aquí hay un proceso lento de disparo y también el movimiento del arma es mayor, por lo que cualquier error en el seguimiento aparece magnificado (por eso es más difícil disparar con armas de resorte).

Cuando estás apuntando a un blanco lejano, por encima de unos 40 metros, si el seguimiento se hace de forma correcta y según cómo incida la luz con respecto al desplazamiento del balín, en algunas ocasiones podremos verlo durante la parte final de su vuelo, como va desciendo e incluso como se curva de lado su trayectoria hacia el blanco a consecuencia del empuje lateral del viento.

 

 

 

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